sábado, 12 de junio de 2010

el mambo del silencio

hace varios años que mi made dejó de soñar,
hoy aguarda la vejez como un último trámite.
se resiste.
esa mujer que muchas mañanas
lavó y secó sus pies que más tarde
alguna vez, bailaron con ella,
se sienta todos los días frente a su estufa
a mirar el baile victorioso del aceite salpicando.
y para atender mis llamadas,
cada vez menos frecuentes,
apenas puede levantarse
por el peso de tanta múscia muerta en sus piernas.

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